La eficiencia energética y el impacto ambiental resultantes del cambio en la iluminación de los edificios se resumen en el título adaptativo correspondiente.

Ciudades de todo el mundo están tomando medidas para combatir el exceso de iluminación artificial y reducir la contaminación lumínica. La Square Mile de Londres ha propuesto regulaciones que exigen a los propietarios de edificios apagar las luces no esenciales en determinados momentos para reducir la contaminación visual y ahorrar energía. Asimismo, la ley de "cielo oscuro" de Nueva York puede exigir que las luces exteriores no esenciales se apaguen después de las 11 p.m. o se apaguen o activen mediante sensores para proteger a las aves migratorias. Pittsburgh también está avanzando hacia fuentes de luz LED de bajo voltaje e instalando cortinas en las farolas para reducir el impacto de la luz en los hogares y el medio ambiente. Por ejemplo, ciudades aprobadas como zonas internacionales de cielo oscuro, como Felda en Alemania y Vladivostok en Estados Unidos.

El enfoque en reducir la contaminación lumínica se alinea con las iniciativas de sostenibilidad en el sector inmobiliario. La campaña anual La Hora del Planeta anima a personas de todo el mundo a apagar las luces durante una hora para crear conciencia sobre los efectos del consumo de energía y el cambio climático.

Patrick Stanton, director asociado de sostenibilidad de JLL, afirma: "En el pasado, el diseño de iluminación optaba por favorecer el confort visual y la seguridad de los ocupantes a expensas de su impacto en el entorno exterior. Ahora, hay un mayor enfoque en el medio ambiente". La iluminación artificial afecta a las personas y a la biodiversidad, lo que dificulta la lucha contra la contaminación lumínica en las zonas urbanas. "La convierte en una parte importante de las estrategias de sostenibilidad".

Mejorar la eficiencia energética en la industria inmobiliaria es un objetivo clave para muchas empresas, y la iluminación suele ser el primer área abordada por los programas de eficiencia energética. La iluminación representa aproximadamente el 40% del uso de energía en edificios comerciales en los Estados Unidos. Cambiar a luces modernas como las LED puede generar enormes ahorros de energía, ya que estas luces consumen hasta un 90% menos que las luces halógenas o fluorescentes. Los sistemas de iluminación inteligentes, incluidos sensores de movimiento y lámparas conectadas a Internet, también pueden reducir el consumo de energía ajustando la intensidad de la luz según el uso del espacio.

Las investigaciones muestran que el control de la luz en la superficie de la lámpara puede ahorrar hasta un 48% de energía en comparación con el control manual. Además, los sistemas de iluminación a través de redes de terminales Ethernet en lugar de los sistemas eléctricos tradicionales también pueden reducir significativamente los costes energéticos.

La evaluación y revisión periódicas del uso de la iluminación en los edificios ayudan a mejorar el consumo de energía. Comprender cuándo deben estar encendidas las luces y el uso eficaz de los sistemas de control de iluminación inteligentes son dos cuestiones básicas. El diseño de los edificios también desempeña un papel en la mejora de la eficiencia lumínica tanto en interiores como en exteriores. Reducir la fuga de luz mediante la protección de las farolas y el uso de equipos de guía unidireccional puede prevenir la pérdida de luz y su impacto en los animales nocturnos como las aves. Aumentar la luz natural con el diseño adecuado y utilizar materiales interiores reflectantes también ayuda a aumentar la eficiencia energética y crear entornos más saludables.

Un rendimiento de iluminación mejorado no sólo aumenta la eficiencia energética sino que también mejora la calidad general del edificio. Los edificios saludables y de calidad tienen un impacto positivo en la productividad, la felicidad y el rendimiento de las personas, haciéndolos más atractivos para inquilinos e inversores. A medida que las regulaciones de sostenibilidad se vuelven más estrictas en todo el mundo, los edificios que no obtienen una certificación de sostenibilidad sólida pueden ser menos valiosos que los edificios con certificaciones de sostenibilidad sólidas.

La reducción de la contaminación lumínica como parte de una estrategia ambiental, social y de gobernanza (ESG) integral para los activos inmobiliarios contribuye a la resiliencia ambiental y la mitigación de los riesgos del cambio climático. Al elegir prácticas de iluminación sostenibles, las ciudades pueden crear entornos urbanos más respetuosos con el medio ambiente.

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